jueves, 6 de noviembre de 2008

Trabajos Manuales

A raíz del tema de los viejitos (como le llamaron dos de mis pocos lectores) recibí dos alentadoras preguntas que se refieren a qué trabajos artesanales considero que pueden realizar los ancianos para dignificar lo que reciben de ayuda económica y la otra, quién creo que debe ser el responsable, pues dicen no muy creer en la disposición de los DIF municipales.

En primer lugar, no soy quien pueda decidir la segunda respuesta, pero me atreveré a seguir sugiriendo, mientras el Buen Señor me lo permita.

Durante la formación escolar (primaria y secundaria) de la segunda mitad del siglo XX, la realización de Trabajos Manuales era materia obligatoria en todas las primarias del estado y estoy seguro que del país. Esos múltiples trabajos manuales se realizaban en la escuela por las mañanas, por las tardes y en la casa durante el resto de horas del día, con enorme entusiasmo. Su culminación era siempre nuestro orgullo, el de nuestro maestro y el de nuestros padres que presumiendo a diestra y siniestra mostraban los -a veces mal acabados- trabajos manuales, como los que hoy vemos realizar a nuestros nietos en el jardín de niños. Lo sabemos muy bien quienes hoy tenemos más de sesenta años y estamos en la clasificación de adultos mayores, ya que a nosotros nos tocó vivirlo.

La variedad era inmensa y nuestros maestros de grupo competían por ponernos el mejor, el más útil, el más bonito, el más barato, etc. Nadie podría negar lo útil y hermoso que resultó después en nuestra vida cotidiana de jefas y jefes de familia, saber hacer las cosas y presumirlas:

"esto lo aprendí en la (escuela) Marcos, cuando iba en tercer año, me lo enseñó la profesora Esperanza..."


y sorprender ahora a nuestros nietos con conocimientos de enciclopedia del hogar, como cambiar un contacto, un apagador, colocar un timbre, etc.

En aquel entonces hacíamos fruteros con discos de 78 revoluciones (ablandándolos en agua hirviendo), cuadros de cristal ahumado, hamacas, canastas con alambre engarzado (previamente enresortado por nosotros), sillas de mimbre, tortilleros de manta, adornos de cuernos de res, y qué decir de las mesas, sillas, bancas y lámparas de troncos o de hallazgos propios de las excursiones (otro hermoso capítulo desconocido por las actuales generaciones) que mensual o trimestralmente realizábamos el colectivo escolar. La imaginación de nuestro profesor o la iniciativa nuestra eran suficientes para iniciar un TRABAJO MANUAL.

Hoy les digo, a todos los adultos mayores que me honran leyendo estas líneas que reciban ese apoyo, pero ojalá el gobierno mostrara suficiente interés para que ustedes puedan, de una manera digna, seguir prestando un servicio a la comunidad a través de alguna actividad productiva.




Me atrevo a sugerir algunos posibles trabajos manuales, manualidades o artesanías que podrían ser un entretenimiento y una verdadera industria artesanal estatal o municipal.

  1. Papel picado.
  2. Reciclado y reutilización de cajitas de cartón.
  3. Bordados y tejidos a mano.
  4. Figuras para adornos de navidad, móviles, etc.
  5. Bolsas de papel o cartón.
  6. Collares, rosarios, aretes, dijes y llaveros elaborados con semillas.
  7. Piñatas.
  8. Cultivo de hortalizas y flores.
  9. Círculos de escucha, lectura y música.

Por último, respondiendo a la segunda pregunta. Si los sistemas DIF municipales y estatal tuvieran la disposición y el carisma, podrían llevar a cabo un programa de ésta naturaleza. Aunque desafortunadamente la continuidad y el éxito del mismo dependerían directamente del cambio de directivos que ocurre cada trienio o sexenio en cualquier dependencia de gobierno.

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