martes, 10 de febrero de 2009

El día de mañana 11 de febrero se celebra el Día Internacional del Enfermo.

La salud es uno de los primordiales derechos de la persona, que según las leyes de cualquier estado, éste último está obligado a ayudar a conservarla (a ver si no en próximos años, la suprema corte nos sale con que no es un derecho).

La atención a la salud es tan antigua como la enfermedad y ambos tanto como la aparición de los seres vivos en la tierra: las plantas, los animales y el ser humano tienen la probabilidad de enfermarse desde antes de nacer.

La capacidad de ayudar es nata, el animal lame la herida, cambia de alimentación; lo vegetales secan las partes enfermas, el ser humado se soba , busca quitarse el dolor con plantas, linimentos, bebidas, hasta alcanzar altísimos grados de sofisticación e industrialización.

Todos los gobiernos han buscado la manera de solucionar el problema de salud y enfermedad: curando, previniendo, rehabilitando etc. Las políticas públicas, que en la mayoría de los casos han resultado ineficientes, no revelan grandes avances en la materia. Son pocos países que han logrado salir de un estado carencial de salud a uno de atención completa con mejoría y control de la situación de enfermedad. Quizá sea la forma de abordarlos o el real interés de solucionarlo.

En México existen o han existido varios esquemas de atención: la atención universal con la SSA, la elitista: los servicios médicos semiprivados otorgados a Sindicatos e instituciones gubernamentales o para-gubernamentales o privadas, como CFE, PEMEX, FERROCARILES, EJÉRCITO, ARMADA, BANCOS, AYUNTAMIENTOS; que no dejan malos dividendos económicos a los contratantes y contratados. Y qué decir de los de carácter abiertamente privado beneficiados a través de los seguros de gastos médicos mayores, que aun perdurar en ayuntamientos y dependencias institucionales y semioficiales, privilegiando la atención para el llamado personal de confianza.

No se puede pasar por alto la mención de la asistencia médica no elitista, otorgada por los múltiples sistemas de seguridad social; IMSS, ISSSTE, institutos de seguridad social de los estados (v.gr. ISSTECH).

El más reciente invento, el SEGURO POPULAR, que ni es seguro ni es popular. Que violenta el artículo 4o constitucional, pues haciendo uso de las instalaciones, recursos humanos y materiales, de insumos, quiere atender a la misma población a la que tiene la obligación de atender, pero a condición de que "se anoten"; ejerciendo sobre ella cierto tipo de control. Haciéndoles creer que ellos, GOBIERNOS están otorgando la atención a la salud y preparándolos para después cobrarles el favor “¿quien te proporciona salud? Yo gobierno y yo soy del partido tal, luego es tu obligación votar por mí.”

Cotidianamente vemos promocionales lastimeros que ofenden la dignidad del enfermo y de la ciudadanía. La atención a la salud es un derecho consagrado por el artículo 4º constitucional y se dice es universal y debe ser otorgado por el Sector Salud que abarca todas las formas que se han establecido: Aunque de manera aún no muy clara, el seguro popular, en lugar de ofrecer una mayor cobertura en los servicios, temrina mermando los de por sí escasos recursos de la Secretaria de salud y del Instituto Estatal de Salud, en el caso de Chiapas; pues carece de instalaciones, infraestructura, recursos humanos, medicamentos propios.

El problema no es que se sigan inventando formas de atender, si estas fueran eficaces pero como decimos en nuestro Chiapas somos capaces de remendar "un roto con un descocido” y he ahí que por darle a unos les quitamos a otros y a voces de trabajadores de la salud, muchos medicamentos quitados al régimen ordinario de atención de salud, el normal de salubridad y etiquetados para el Seguro Popular, caducan sin servir para nadie pues no son llevados o entregados a los "derechohabientes".

La atención médica de la Secretaria de Salud debería atender a los enfermos que carecen de una seguridad social y no debe ser mecanismo de control o coacción electorera. Estar enfermo limita pero no hace perder la dignidad…

Como siempre esperando que alguien no solo oiga sino escuche.

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